Parece que no estamos ociosos en El Cuartito este año. Ademas de Dark West, nuestro escenario particular para jugar con las reglas de Plenilunio de Nosolorol, estamos desarrollando un escenario de campaña para Savage Worlds, junto con un compi de El Dirigible. El escenario Green World se basa en la premisa de un mundo post apocalíptico en el que la naturaleza ha despertado por culpa del descontrolado comportamiento de la humanidad. Los continuos desmanes cometidos contra el planeta han provocado la furia de una entidad, divina a todos los efectos, a la que se conoce con muchos nombres (Gaia, Big Mamma, etc.). Tras aniquilar a la mayor parte de la población mundial mediante distintos desastres naturales como el derretimiento de los polos, terremotos y toda clase de plagas, el mundo ha cambiado y el ser humano ha pasado a estar en la base de la pirámide alimenticia. Os dejamos un pequeño relato para mostraros el tono de Green World.
Todos vamos en silencio. Remando calmadamente en nuestro pequeño esquife. Está amaneciendo mientras nos acercamos a la cabeza y la antorcha. Nadie sabe qué representa esta figura coronada de espinas que surge del agua alzando una antorcha con uno de sus brazos. Algunos opinan que se trata de una diosa, protectora de la ciudad, tal vez la misma Hattan ¿algún tipo de deidad? Los mecas kodakianos dicen haberla visto en sus fotogramas. Una señora vestida con túnica que sostiene una antorcha y un libro. Dicen que puede cobrar vida para defender a la ciudad de malvados gigantes blancos. Sea como sea, no tiene ninguna utilidad para nosotros. Una vez la sobrepasamos tenemos la ciudad delante. A partir de aquí entramos en la ciudad verde de Hattan. Lo único que puede oírse es el rítmico entrar de los remos en el agua, salpicaduras y tal vez nuestra respiración pausada, contenida, como tratando de pasar desapercibida.
Altos edificios se alzan ante nosotros. Surgen del mar, como dedos gigantescos que señalan al cielo. Cubiertos de enredaderas, musgo y todo tipo de vegetación. Pequeños lagartos verdosos nos observan desde los edificios mientras pasamos entre ellos, aves de distinto tamaño alzan el vuelo a nuestro paso ¡Maldita sea, estamos haciendo demasiado ruido! Mientras avanzamos comienzan a aparecer los primeros árboles de metal del agua. Es momento de recurrir a las pértigas. Si hay que hacer caso a los kodakianos, estos delgados árboles tenían frutos luminosos que alumbraban por las noches. Esos kodakianos están todos locos.
Sobre nuestras cabezas se alzan las pasarelas. Vestigio de alguna civilización antigua que trató de habitar la ciudad verde. Un complejo laberinto de andamios y puentes levadizos que circula por la ciudad adherido a los edificios a treinta metros del suelo.
Tal vez otra locura de los mecas. Aún no hemos decidido si esta vez las usaremos o si es preferible ir por el suelo.
Cuando los árboles de metal tienen más de cuatro metros de altura vemos los primeros carricoches surgir del agua. Techos oxidados de distintos colores apagados. Dentro de poco tendremos que echarnos al agua. El esquife podría encallar. Es preferible mojarse un poco a perder nuestro único modo de salir de esta endemoniada ciudad ¿encontraremos algo de utilidad, algún cacharro ciencioso? Espero que tengamos suerte. Si vienes a la ciudad verde de Hattan, la necesitarás.
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